El perdón

Tomado de una web que no puedo encontrar nuevamente.

Está usted de suerte, porque hablar en lenguas es una de las nueve “manifestaciones” (1Co. 12:7) del don de espíritu santo. La palabra “manifestación” tiene su origen en dos palabras  latinas, manus, que significa “mano” y festare, que significa “tocar”. Se refiere a algo concreto y tangible. El don de espíritu santo es no tangible, porque es espíritu, algo que no está en el reino de los cinco sentidos. Es por eso que  la  Escritura no promete que la persona que nazca de nuevo sienta algo. Y es por eso que Dios  ha provisto una  prueba irrefutable de que algo ocurrió, algo tan indescriptiblemente milagroso que no puede haber  ninguna duda al respecto.

Este principio de evidencia  en  el reino de los sentidos está  claramente ilustrado en Mateo 9:1-8, el cual parafrasearé: Unas personas trajeron un hombre  paralítico a Jesús, y Jesús le dijo: “Alégrate, tus pecados han sido perdonados.”  Algunos fariseos malhumorados que andaban por allí, se dijeron a sí mismos: “¿quién se  cree  que  es este sujeto para  perdonar  pecados?”

Era arriesgado pensar  cosas como ésta cerca de Jesús, y él los descubrió: “¿Por qué tienen que ser tan pesimistas? Vean, tengo una pregunta para ustedes:  ¿qué es más fácil decir, ´tus pecados son perdonados´  o, veamos, mmm, qué tal  ´levanta tu camilla  y anda´?”

“Eh, pues, veamos...”

“Olvídenlo, yo les mostraré que tengo la autoridad para perdonar pecados – vean esto: Oye, hermano, levanta tu camilla y vete a casa.”   ¡Y el paralítico fue sanado!

¿A qué quiero llegar? Cuando Jesús le dijo al hombre que sus pecados eran perdonados, nadie podía ver que ocurriera nada.  Los fariseos no vieron ningún cambio en el  hombre, así que dijeron que las palabras de Jesús  eran falsas – los pecados del hombre no habían sido perdonados. Jesús  dijo: “¿Ah, sí? OK, déjenme  probar decir algo distinto y veamos si eso sí ocurre... Bien ¿qué les parece? Vean eso.”  Él les dio una prueba irrefutable en el reino de los sentidos de que algo había ocurrido dentro del hombre. Lo mismo ocurre con el nuevo nacimiento y el hablar en lenguas.